Y entonces apareció Starbucks. Un lugar con aroma a café recién hecho que transmitía calidez y comodidad, donde trataban a los clientes por su nombre, y donde cualquiera de ellos podía pasarse una tarde entera conectado a internet en un sofá que bien podía formar parte del mobiliario de su casa.
A finales del mes de mayo, en Oporto, durante la 4ª Conferencia Internacional de la Consumer Brand Relationships Association, tuve la oportunidad de compartir públicamente una de mis primeras historias de amor. Una historia que nunca antes había contado a nadie. Lo hice en un entorno académico, frente a algunos de los más reputados estudiosos del marketing. Era el momento y nadie mejor que ellos podría entenderlo.
El punto 7 del manifiesto que firmamos los socios fundadores de DEC, dice que esta disciplina “precisa de profesionales especializados, pero con una visión global”. Parece que hoy en día la mayoría de las empresas están creando departamentos de Experiencia de Cliente, pero ¿qué estudian los profesionales que están en el departamento?, ¿qué diferencia sus conocimientos de la gente que está en otras áreas? Se están creando masters y programas ejecutivos en la materia, pero ¿estamos seguros están alineados?
“Hay que estar en las redes sociales”. Es una frase que seguro han escuchado de todos sus asesores de marketing y comunicación. Cierto. Pero sólo eso no vale. Las presencia de su compañía en las redes y participación en los social media (wikis, blogs, foros, etc.) deben partir desde el convencimiento y el compromiso para utilizar estos canales como vías para mejorar la reputación de la empresa y ofrecer a una Experiencia de Cliente más satisfactoria desde la cercanía y la inmediatez.
En Customer Experience, Estados Unidos es uno de los países pioneros y marca gran parte de las pautas a seguir. Pero en este camino de ofrecer a los clientes las mejores experiencias posibles empresas españolas empiezan a destacar sobre las foráneas. En concreto, el sector de seguros de auto está a la cabeza en Experiencia de Cliente gracias al esfuerzo firme y sostenido de compañías como Mapfre, Mutua Madrileña o Línea Directa, entre otras.
Llevo unas cuantas semanas dándole vueltas a los clientes fieles, ¿cómo podríamos hacer que se queden con nosotros a largo plazo? ¿Cómo hacer que no se planteen irse a la competencia? Un reto sin duda. Lo hemos intentado de muchas maneras, sistemas de fidelización, tarjetas por puntos, contraofertas, precios por los suelos… Siempre sacrificando la rentabilidad y siempre buscando el Santo Grial, un cliente para toda la vida. Un tema al que llevo dando vueltas y vueltas durante semanas.
Más allá de la prima de riesgo, los ratios de mora o el valor de las acciones en bolsa, hay un elemento nuclear que no deben olvidar los bancos: el cliente. De su fidelidad y satisfacción dependerán en gran medida el resto de índices mencionados y la Experiencia de Cliente es primordial en este objetivo.
Hace muchos años nueve de cada diez dentistas recomendaban determinada marca de dentífrico, los fabricantes sólo confiaban en un lavavajillas concreto para sus máquinas y las amas de casa (elegidas en el supermercado según riguroso muestreo aleatorio en la ficción publicitaria) no estaban dispuestas a cambiar su detergente ni por dos de la competencia. Sin embargo, este recurso publicitario se empleaba casi exclusivamente en productos de consumo y sólo en los últimos tiempos se ha generalizado entre las empresas de servicios.
Dentro de la permanente inquietud de DEC sobre los sistemas de medición hemos tratado con anterioridad sobre cómo averiguar cuáles son las palancas que podemos accionar para cambiar comportamientos, que en esta disciplina se tornan complejas por la irremediable interacción de los factores racionales y emocionales. Esta complejidad hace de esta parte de la gestión de la Experiencia del Cliente un área de vital importancia que, además, tiene la función de demostrar el ROI de las actividades e inversiones que hacemos.
Saber cómo y dónde estoy, es útil, pero las organizaciones quieren la “receta” o al menos pistas para llegar a desplegar la experiencia más rentable.