Cuando pase el COVID-19
Experiencia de Cliente: qué nos espera para 2021 y 2022
La anterior Experiencia de Cliente era un proceso de gestión de las relaciones con el cliente basado en la relación y en la búsqueda de la intimidad. El roce hacía el cariño y, aunque hablábamos de omnicanalidad, en muchos sectores, la fisicidad era lo predominante: la relación y el contacto intenso generaban confianza y venta, más relación y fidelidad.
La actual Experiencia de Cliente se basa precisamente en la ausencia de contacto. El no contacto es un plus; pues se trata de maximizar cada interacción sin contacto físico para propiciar el mayor enganche del cliente. La empresa ha de hacer malabares para lograr vincular y generar confianza sin que haya, de facto, relación o interacción “personal”.
La historia nos demuestra que tenemos razones para el optimismo, que siempre progresa la humanidad:
- Todo pasa. El COVID pasará y en el año 2022 estaremos en una realidad híbrida en la que nos quitaremos las máscaras y mascarillas, y encararemos la realidad más dura desde la Segunda Guerra Mundial. Menos mal que un releído Keynes y la tecnología ayudarán a que escampe.
- Siempre escampa. Tardará más o tardará menos, pero la relación con nuestros clientes se normalizará, volverá a ser parecida a lo que solía ser, en hábitos, y ”digital por defecto”, ya que lo digital se quedará entre nosotros
- Saldremos vivos, casi todos. Y tenderemos a olvidar (en lo macro, quiero decir) a quién no está. El mal recuerdo no vende. No necesariamente seremos mejores; estaremos empobrecidos, endurecidos y más insensibles. Y, seguramente, seamos más egoístas y exigentes con las empresas, si cabe.
Llegará la vacuna, pero durante mucho tiempo (como mínimo-mínimo un año, el 2021) dominará una Experiencia de Cliente híbrida, recuperando con temor la vieja normalidad.
¿Digitalización? Sí o sí, sin escapatoria. Estamos en la era de la digitalización, confluyendo con la pandemia, y el envejecimiento; lo cual supone la confluencia de varios fenómenos que van a hacer difícil la reconstrucción. Sin embargo, es probable que nos estemos acercando, si no a los felices años 20, sí a los felices últimos años de la década, del 2025 en adelante.
Las experiencias de cliente de los próximos años estarán condicionadas por los siguientes aspectos:
- Experiencia digital por defecto. El cliente no quiere interactuación “táctil” y hasta el dinero físico tiende a desaparecer. La carta del restaurante, los pagos… todo será digital, si es que puede serlo.
- Cambio de valores. Cada vez tiene menos importancia el poseer y más importancia el disfrutar… Eso sí, de forma low cost. Esto ya venía sucediendo, pero se incrementará, en mi opinión. Dos ejemplos:
– La austeridad se pone de moda. Se presume (online, claro) de lo que se ahorra, no de lo que se gasta.
– Lo que “mola” es tener vivencias, no tener cosas. - Fomento del intercambio. El P2P, el intercambio, toda suerte de Wallapop organizados en una app, o en cualquier otro mecanismo digital (webs especializadas), se quedarán por una década. ¡Y los fabricantes y retailers no tendrán más remedio que sumarse a la tendencia, haciendo de la necesidad virtud! El “bartering” tendrá, a mi juicio, momentos gloriosos.
- Auge del bundling. Las empresas paquetizarán sus ofertas de producto y servicio con herramientas “cognitivas” con inteligencia artificial y big data. Se hará con productos propios y en comarketing con terceros que compartan el mismo target.
- Proliferación del Omni-Channel. Ahora sí. Si llevamos diez años hablando de multicanalidad, primero, y de omnicanalidad, después, pero ahora sí que es evidente que TODOS los canales deben ser utilizados para compensar la menor relevancia del canal físico, de la tienda física y de la relación cara a cara. Hay que ir hacia un diseño de experiencias y actividades lúdicas inmersivas pero desde el enfoque digital omnicanal.
- Importancia de la hiper-personalización. El 90% de los consumidores está dispuesto a ceder información personal a las empresas si, a cambio, obtiene descuentos y gana en comodidad al hacer sus compras. Además, el 72% señala que solo interactúa con los mensajes comerciales si estos son personalizados. Solo así es posible generar un verdadero customer engagement, aunque a la vez se demanda un cuidado grande-grande y muy evidenciado con el marketing en el uso no invasivo de la información privada.
- Revalorización de lo auténtico. En este contexto, viviremos una guerra por ver quién la tiene más grande: la responsabilidad y la autenticidad. Empresas auténticas, marcas cool, transparentes, amigables, sin dobleces, transparentes, auténticamente auténticas. Con cuidado desaliño.
- Low touch high tech. Obviamente, como ya sugería, el contacto sin contacto exige un cuidado y sofisticado enfoque tecnológico y relacional. Inteligencia artificial para ser nada artificial en el contacto sin contacto, pero sí altamente efectivo, vía digital. El low contact customer journey será el rey de la temporada y la Atención al Cliente vuelve al epicentro con una búsqueda de la atención individual digital y multicanal. Todo ello en un contexto de cambios radicales en el trabajo.
- Rediseño de experiencias comunitarias. Muchas empresas tendrán que reinventarse, apostar por un enfoque resiliente de supervivencia e implicar a sus clientes para pedir insights y puntos de vista y reenfoque democrático. Clientes implicados en la supervivencia de “sus” marcas, ora en estudios de mercado, ora en suscripciones.
- El marketing será socialmente responsable con la preocupación casi obsesiva por la salud (salud pública, salud privada) y, por supuesto, por la higiene.
- La familia estará en el epicentro. Y, con movimientos de ida y vuelta, los amigos. Hay que redefinir “la relación de amistad”, porque ya no vale el “hace un año que no nos vemos”. Esto será lo normal: la familia digital y la amistad a distancia auguran una experiencia de cliente en que la inventiva dará lugar a experiencias compartidas… en digital. Cenas “compartidas”, vinos “compartidos”. Creatividad al poder para generar experiencias en familias dispersas y amistades alejadas.
- Toma de consciencia de la globalización. Da igual vivir aquí o allá; si respetas el horario, igual de lejos está tu amigo (al que no ves “cara a cara”) de tres calles más allá en tu ciudad, que el que está a tres mil kilómetros. Igual de lejos, igual de cerca. Esto abre un panorama nuevo en la globalización de servicios y experiencias.
- La República independiente de tu casa: cocooning. La nueva forma de salir es quedarse en casa, compartiendo con muy poquitos, cara a cara, y con muchos, a distancia. El ocio digital matará o dará la puntilla al ocio presencial, muriendo parte de la cultura para siempre, si no se reinventa.
- Auge del coche eléctrico. No hay más que ver la televisión para comprobar que el actual estado de las cosas y la sostenibilidad, en medio, auguran un éxito grande y acelerado del coche eléctrico. Y pronto, pero en plena recuperación, autónomo y eléctrico.
- Importancia de la Silver Economy: el envejecimiento poblacional hace que el sénior marketing y el cuidado de la experiencia del cliente mayor sea un factor crítico de éxito en empresas de servicios, pero también de manufacturas.
- Refundación de la industria turística. El sol y playa está herido de muerte. Y nos costará, por no decir que será imposible “volver a lo anterior”: competir en precio con otros países será difícil, y la estructura demográfica del mundo hace difícil “hacer match” entre oferta y demanda. La Silver Economy, precisamente, puede ser una actividad “refugio” que permite trabajar turismo de larga estancia y reinvención hotelera en geriátricos de nuevo cuño.
- Home delivery y gig economy. Habrá una guerra en la experiencia de cliente en el tiempo de entrega y la calidez en dicha entrega. Packaging, emociones que se crean… el arte del contacto sin contacto con tacto.
- Imprescindible tecnología para la refundación social. Las marcas, las empresas harán marketing social, evidenciando su implicación en y con la sociedad. Su contribución, presupuestaria, patrocinando y esponsorizando acciones de mejora de la sociedad y el impacto de la pandemia, serán una tendencia de futuro.
- Marketing predictivo y cognitivo con IA. Se desarrollarán la analítica, el visual management… El hecho de añadir ciencia a los datos. Modelos. Matemática y ética. Datos y estética. Web y fisicidad con inteligencia artificial. Extrañas parejas del baile de la nueva experiencia de cliente phygitall.
- Imprescindibles el smart y visual Management. Monitorización digital en tiempo real de los KPI´S clave de la experiencia de cliente es algo que se permite en la economía digitalizada y era impensable hace un año. Del mismo modo, la digitalización permite una gestión de las alertas y las alarmas relacionales con clientes mucho más realista, basada en datos y con modelos de interacción sustentados en IA.
- La gestión de los precios (¿sexy o barato?, más que nunca) y de los precios dinámicos ha venido para quedarse.
- Refundación del marketing interno y del engagement del empleado. Empleados que no se tratan, si no es en la distancia, requieren nuevas políticas de personas, para lograr la implicación y la compartición de cultura, visión y estilo-identidad-personalidad-modos de hacer de la empresa y marca.
- Nuevo enfoque en el marketing sensorial. Dadas las limitaciones del uso de la mascarilla y de la ausencia o limitación de contactos. Degustaciones (¿sin mascarilla?, ¡no!), marketing musical, visual merchandising… han de esperar su mejor momento, cuando todo empiece a acabar.
- Tendencia a “lo verde”. ¿Tienes jardín? Hay cambios de la economía que han venido para quedarse, sin duda. Una de ellas es la de tener terraza o jardín, como necesidad vital.
- Otras tendencias: la hipocondría, el bienestar, lo zen, la salud digital, la higiene, la “belleza interior”.
- Cambios en la gestión de la vivienda, alquileres y propiedad harán una redefinición de la ciudad y el transporte público.
- Sin duda, el teletrabajo (se empieza trabajando en casa y se acaba viviendo en la oficina…, con jardín…) y la desestacionalización del viaje y el turismo, vienen para quedarse.
No será divertido por el momento, pero nos acostumbraremos a la NuevAnormalidad. Los felices (últimos) años 20 nos harán ver nuevas realidades con las que ni siquiera soñábamos.
Mejor buscar el lado bueno de las cosas: serán tiempos interesantes, como dicen los chinos.
Por Juan Carlos Alcaide
Fidelización y Retención vía Customer Experience