La Chica del Tren
Aquellos que me conocen saben que el tren es el medio de transporte que utilizo cada día para ir a trabajar. Cada mañana, de lunes a viernes subo a uno de ellos, y en función del momento profesional en el que me he encontrado y de mis ocupaciones del día, me lleva a un destino u otro.
El trayecto, dado mi lugar de residencia, suele ser largo. Y sin embargo, lo que a algunos les puede parecer una pérdida de tiempo, resulta de lo más interesante para mí.
¿Por qué?
Míralo de esta forma. Las personas que viajan en un vagón, sin pretensiones estadísticas, son una muestra de aquellos con los que de una forma u otra nos relacionamos: el camarero del restaurante al que suelo ir a comer, la enfermera de mi centro de salud, la profesora universitaria que un día dará clase a mi hijo, el comercial de mi entidad bancaria o… mi compañero de trabajo.
Ahora piensa que hacen. Las opciones son varias: desde echar una cabezadita cuando la noche ha sabido a poco, a leer, trabajar con su portátil, escuchar la radio y… hablar. Porque en el tren se habla y mucho.
Con el amigo con el que quedas cada mañana para hacer el viaje juntos y con aquellos que tienes tan a mano con una simple llamada de móvil.
¿De qué se habla? El fin de semana, los viajes previstos y el colegio de los niños tiene un hueco relevante en la agenda, pero sin duda, el trending topic de un tren son las relaciones en el ámbito laboral. Qué dice, hace, quiere, no dice, no hace, no quiere mi jefe. Qué dice, hace, quiere, no dice, no hace, no quiere mi compañero de trabajo.
Es entonces cuando, por una inevitable curiosidad y creo yo, por deformación profesional, que mi mente de consultora empieza a funcionar y con cada anécdota que los protagonistas cuentan, sin pudor y a disposición de todos los presentes, cobran vida todos esos informes de clima laboral, engagement y resultados de eNPS que he analizado sobre el papel.
¿Cuento con la colaboración de mis compañeros? ¿Mi responsable se preocupa por conocer mis intereses y necesidades?¿Tengo la oportunidad de proponer nuevas iniciativas para dar respuesta a mi cliente interno o externo? Respuestas breves que arrojan información y que, no obstante, dejan al margen mucha información cualitativa.
Porque es en el ámbito de lo intangible en el que se mueven las relaciones. Según un estudio desarrollado por Susan Fiske & Chris Malone, corroborado por investigaciones en 8 países, 160 compañías y 50.000 encuestados, las percepciones de calidez y competencia son responsables de hasta el 82% del comportamiento social humano. Es decir, estos dos factores marcan de forma absolutamente significativa la opinión que los demás tienen de cada uno de nosotros y por tanto, la relación que vamos a mantener.
Muy revelador. Dos conceptos tremendamente sencillos con un poder brutal, pues es en las relaciones y las emociones que se producen entre los miembros de un equipo de trabajo donde está la mayor complejidad, y oportunidad, de esto que llamamos experiencia del empleado.
Y ya sabemos, aunque a veces no le demos la importancia que tiene, que no hay experiencia de cliente sin experiencia de empleado.
Hace unos días escuchaba a Inma Shara decir que liderar es un privilegio para potenciar actitudes, que el éxito de un líder, en concreto, es crear armonía por el bien común del equipo y que aquel que actúa transmitiendo humanidad, convence.
Suena estupendamente, como no podía ser de otra forma viniendo de una de las mejores directoras de orquesta del mundo. Y quizás inspirándome en sus palabras, dejándome llevar por mi imaginación y fantaseando, como la Chica del Tren, me pregunto cuál será la historia que hay detrás de cada uno de mis compañeros de viaje y si su relato, con otras dosis de solidaridad, empatía, honestidad y coherencia; palabras que no abundan ni se perciben excesivamente en lo que cuentan, no sería diferente al que escucho.
Y en tu caso, ¿cuál es tu historia?
Marta Vadillo
Innovación y Desarrollo en Grass Roots